A veces, no necesitamos palabras para que alguien nos entienda. Nuestras mascotas parecen percibir lo que sentimos, acercándose justo cuando más las necesitamos. Pero… ¿es solo coincidencia o realmente pueden sentir nuestras emociones?
En este artículo te contamos cómo la ciencia ha comprobado que perros y gatos son capaces de reconocer la tristeza, el miedo o la alegría humana, y cómo esa conexión emocional fortalece nuestro vínculo con ellos día a día.
Los animales no solo nos acompañan: nos leen emocionalmente. Estudios realizados por universidades como Cambridge y Kyoto han demostrado que perros y gatos son capaces de interpretar expresiones faciales, tono de voz e incluso el olor corporal cuando cambia nuestro estado emocional.
Cuando estamos tristes, liberamos hormonas diferentes (como el cortisol o la adrenalina), y ellos lo detectan. Por eso tu perro se acerca y apoya su cabeza en tu pierna, o tu gato se acurruca sobre ti justo cuando más lo necesitas.
No es simple coincidencia, es empatía animal en acción.
Además, esta conexión no solo nos beneficia a nosotros. El contacto y la cercanía también reducen el estrés y aumentan la oxitocina en ellos, la llamada “hormona del amor”. Es una relación recíproca, basada en el cuidado y la emoción compartida.
Así que la próxima vez que tu mascota te mire con esos ojos profundos o se quede en silencio junto a ti, recuerda: te entiende más de lo que imaginas.
